Quién es Ana Leal

Quién es Ana Leal

Ana Leal Rivera nació en la provincia de Zamora, lo cual no es algo baladí, sino que tiene su importancia, pues la gente de Zamora tiene algo especial transmitido por el origen en una zona extrema con muchas peculiaridades de clima, geografía, población, etc. Una zamorana con ADN.

Estudió en INEA la Ingeniería técnica agrícola y después entró a trabajar en el Laboratorio de nuestra escuela en temas de análisis agrícola y agroambiental. Allí desarrolló su capacidad de trabajo pero sobre todo de ilusión y entusiasmo con todo lo que se traía entre manos. Capaz de ver toda la belleza que esconde que un trozo de tierra reseca tenga una cierta cantidad de nitrógeno o de fósforo. 

En el Laboratorio disfrutó de años felices de trabajo con los compañeros y en general con toda la Comunidad educativa de INEA, participando siempre en todo lo que caía dentro de su ámbito.

La vida no siempre es como la pensamos y en un momento determinado, con una juventud plena y  vital la detectaron un cáncer de pecho. Un golpe duro, un golpe bajo. Parece que todo se viene abajo: las ganas, la ilusión y  la alegría. Se necesita un tiempo para procesar, para digerir. Las sucesivas terapias no iban dando grandes resultados y la enfermedad iba avanzando. Llegó un momento en que los médicos decidieron que había que transformar la baja en una jubilación; no podría volver a trabajar. Es un mal diagnóstico. Pero a esas alturas ya Ana había tenido tiempo para ir procesando todo lo que le estaba pasando y para ir haciendo hueco en su cabeza y corazón a todo lo que lo había ocupado antes de estar enferma: ganas, alegría, capacidad de amar y de servir, entrega, ilusión.

La pregunta era como canalizar todo eso ahora que no podía trabajar en su querida Escuela. Pronto surgieron otros nombres a los que  poder dedicar su vida: Fundación INEA, Entreculturas, Red Íncola. Así empezó a colaborar; trabajando con niños migrantes,  en las campañas de educación de Entreculturas y muy especialmente en la Fundación INEA a la que dedicó sus mejores cariños: promoción, Laboratorio, Bioyantar, ferias. Todo con alegría, entusiasmo, sacrificio, abnegación, entrega. Se fue convirtiendo en un ejemplo para todos nosotros,  alimentando nuestra motivación en la vida, dándonos alegría y ganas de vivir. Y el calvario de la enfermedad lo asumió como algo que estaba ahí y tenía que llevar adelante como una parte de su vida; ni una queja ni una mala cara, ni una desgana. Hasta el último día de su vida.

Cuando recuerdas esto te parece sencillamente extraordinario. Ana era una persona extraordinaria. La recordamos cada día en muchos momentos y  ocasiones; hemos puesto su nombre a lugares, comunidades, becas, premios para que esa presencia nos acompañe y  su recuerdo, su vida,sigue entre nosotros en carne viva.

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies